El 26 de enero de 1986, hace casi 40 años, asumí por primera vez el cargo en la Confederación Brasileña de Tenis de Mesa. En ese momento, dije que no asumía la presidencia, sólo para ser campeón sudamericano. Dije que, iba a asumir el reto de ser campeón del mundo. En aquella época, Brasil, no tenía a nadie entre los 70 mejores del mundo.

Había alrededor de 400 personas en el auditorio de la sala principal del Fluminense. Seguramente, 399 se rieron en mi cara, cuando oyeron eso. A excepción de mi esposa, que creyó en mí. Después de tantos años, hoy puedo decir, que tenía razón. ¡Los números y los resultados no mienten!
Cuando se produce un gran logro en el deporte, muchas personas sólo valoran ese momento de la victoria final, del atleta subido al podio. Pero siempre es necesario mirar el proceso, que a menudo es largo, laborioso, pero gratificante. Y eso es lo que estamos viviendo en esta fase iluminada y especial del tenis de mesa brasileño.
Hoy tenemos, a Hugo Calderano, en el top 3 del ranking y actual campeón del Mundo, un título inédito. Es muy gratificante poder decir que tenemos un genio del tenis de mesa representando a nuestro país y rompiendo barreras dentro del deporte. La escena de la bandera brasileña entre las de China, con el primer lugar durante la ceremonia de premiación en Macao, se explica por sí sola. ¡Se conservará para siempre!. Este título, de hecho, sólo dio aún más notoriedad a las hazañas históricas que se venían consiguiendo. Nadie, fuera de Asia, o Europa, había llegado a las semifinales olímpicas, ni a los tres primeros puestos del ranking mundial. Estamos ante un fenómeno generacional, que merece cada minuto del éxito que ha alcanzado.
Pero varios otros atletas se han destacado con resultados impresionantes. En categoría femenina, por ejemplo, hace tiempo que tenemos a Bruna Takahashi, entre las 20 mejores del mundo.

En Brasil, también miramos con gran cariño y especial atención al tenis de mesa paralímpico. Nuestros esfuerzos e inversiones están dirigidos a todos. Bruna Alexandre, es un ejemplo para el mundo entero. Se convirtió en la primera atleta de este deporte en competir en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París 2024 y actualmente, es líder mundial en la clase 10.
Además de ella, también tenemos dos duplas en primer lugar del ranking en sus clases: Joyce Oliveira y Cadu Moraes, en XD10, y Cátia Oliveira y Joyce Oliveira, en WD5. Y hay muchos otros en posiciones destacadas.
Todos estos increíbles logros son el resultado de la dedicación y el talento de nuestros atletas. Pero también hacemos nuestra parte fuera de las mesas. El aumento de la inversión en preparación, apoyo y estructura para atletas y entrenadores es significativo, año tras año. No escatimamos esfuerzos para garantizar que tengan todo el apoyo que necesitan para desempeñarse bien.
El propio Hugo Calderano, es un gran ejemplo de ello. En total, la Confederación invirtió cerca de R$ 4 millones, a lo largo de diez años, en diversos aspectos de su preparación, como formación física, psicológica, nutricional, entrenamiento del equipo y mucho más. Formó parte del proyecto «Rota do Alto Nível» y ahora todos estamos cosechando los frutos de esa aportación económica al atleta.
En 2025, más de R$ 7 millones serán transferidos por el Comité Olímpico Brasileño (COB) al CBTM, a través de la Ley de Lotería. Esta cantidad se traducirá en aún más inversiones para los deportistas y el deporte en general, siempre con responsabilidad y austeridad, pilares irrenunciables de nuestra gestión.

Nuestra preocupación va más allá de lo que ocurre en las competiciones. No se puede construir el futuro de un deporte sin entrenamiento, educación y excelencia. Y eso es lo que buscamos con otra historia de éxito de CBTM: la Universidad de Tenis de Mesa (UniTM).
Un proyecto pionero y reconocido internacionalmente, centrado en la enseñanza dentro del deporte, accesible a todos: jugadores, entrenadores, árbitros, padres de deportistas y cualquier persona que forme parte del ecosistema del tenis de mesa. Existen innumerables cursos, de diferentes temáticas, que aportan aprendizaje y contribuyen profundamente al desarrollo de nuestro deporte.
La historia del tenis de mesa brasileño es muy rica. No mencionaré nombres aquí para no ser injusto con nadie, pero hubo varios ídolos que exploraron el mundo y allanaron el camino para llegar a donde estamos hoy.
Pero no nos quedaremos aquí. Nuestro presente ha sido glorioso, pero nuestro futuro es prometedor. Como escribí al principio de este artículo, en 1986 dije que vería a Brasil campeón del mundo y Hugo Calderano nos dio el Mundial. Hoy, en el 2025, te lo garantizo: ¡prepárate, porque hay mucho más por venir!
ALAOR AZEVEDO.